Descubre en qué consiste la acuafobia y cómo combatirla
Cuando hablamos de fobias, pensamos en aquellas populares como pueden ser a las arañas, cucarachas o a distintos bichos. Estas sensaciones, pueden producir ansiedad incontrolada e irracional. Sin embargo, las fobias van mucho más allá y hay más de las que pensamos. En este artículo, hablaremos sobre una de las más habituales, pero de las que menos se habla: el miedo al agua o acuafobia.
La acuafobia puede alcanzar hasta el miedo a la lluvia
La acuafobia es un miedo totalmente irracional y persistente al agua que se puede manifestar de distintas maneras. Algunas personas, simplemente sienten ansiedad al acercarse a la orilla del mar o al borde de las piscina, aunque sepan que no supone una amenaza para su persona. En aquellos casos más extremos, el miedo puede llegar a manifestarse cuando llueve o cuando se salpica.
El mayor problema con esta fobia es la vergüenza que siente la persona que lo padece. Generalmente, no lo comunica y lo sufre en silencio. Según un artículo publicado en Psychology Today, en Estados Unidos, dos tercios de la población tiene miedo a las grandes masas de agua, un 46% tienen miedo a no hacer pie y un 37% no sabe nadar. En nuestro país, uno de cada cinco españoles no está a gusto en el agua y un 10% de la población, sufre esta fobia.
¿Cómo familiarizarse con el agua?
Los psicólogos, advierten que este miedo da lugar a un círculo vicioso que empeora las cosas. Las personas que no saben nadar, son incapaces de enseñarles a sus hijos cómo hacerlo, por lo que no desarrollan habilidades necesarias para poder desenvolverse adecuadamente en el agua y por ello, sienten miedo hacia ella. Asimismo, la forma tradicional de enseñar a nadar suele crear ansiedad, pues resulta muy directa.
A la hora de familiarizarse con el agua, es importante seguir una serie de pasos, con el fin de evitar que nuestro corazón palpite en exceso al entrar en el agua. En primer lugar, crear confianza. Es importante ser conscientes de que la fobia es irracional y que, por ello, no se puede solucionar restándole importancia. Por otro lado, desde un punto científico, es importante hablar con el agua, para hacer comprender a quienes tienen miedo, de que no hay por qué temerle.
Las técnicas de relajación son muy útiles. Es necesario preparar psicológicamente a la persona antes de enfrentarla al agua. Se pueden visualizar los momentos que se van a vivir o bien, mantener ideas positivas en mente por su se necesitan dentro del agua.
Lo último es tener la meta clara. A pesar de que puede ser largo y duro, todos pueden sobreponer ese miedo al agua. Es preferible hacerlo poco a poco y no quitar la ansiedad de golpe, pues puede ser peor. Solo así conseguiremos que las personas que padecen esta fobia, disfruten del agua como es debido.